¿QUÉ ES LA ROSA MOSQUETA?
La Rosa Mosqueta es un arbusto que pertenece a la familia de las Rosáceas, subfamilia rosidea y género rosa. El nombre científico es Rosa Eglanteria o Rosa Rubiginosa.
Crece de manera silvestre en suelos pobres de llanos y montañas de poca elevación en las estribaciones de la región sur de la Cordillera de los Andes, en Chile y Argentina.
Puede sobrepasar los 2 metros de altura, sus tallos son delgados, flexibles, curvos y están cubiertos de espinas de color violáceo.
La planta desarrolla frutos rojizos de forma ovalada de hasta 2 cm repletos de semillas, carnosos, coronados de cortaduras y color rojizo denominados aquenios.
Los aquenios son muy ricos en ácido ascórbico, vitamina A, riboflavina, ácido nicotínico, málico y cítrico, azucares, etc. Estos frutos tienen en su interior muchas semillas (15-20) de las que se extrae un aceite de color amarillo con tonos rojizos.
El aceite de Rosa Mosqueta
Es uno de los productos que más interés ha despertado en las áreas de cosmética y dermatología. Tras observar la composición del aceite de Rosa Mosqueta, no es de extrañar que sea uno de los más potentes regeneradores de la piel puesto que prácticamente entre el 70 y el 80% de su composición lo constituyen ácidos grasos poliinsaturados, indicados especialmente para la regeneración de tejidos dañados, el retardo de la aparición de líneas de envejecimiento prematuras, prevención de la formación de arrugas, el tratamiento de la piel afectada por quemaduras o exposición a radioterapia entre otros.
El aceite de Rosa Mosqueta es capaz de penetrar a capas más profundas de la piel y provocar la activación de las células para estimular la producción de colágeno y elastina, los cuales son responsables de la firmeza y elasticidad de la dermis. Si sumamos la reparación más la restauración de la vitalidad de la piel, encontraremos que este aceite es capaz de eliminar marcas cutáneas, tales como cicatrices o estrías y devolver a la piel a su estado normal tras una agresión.
Ya los indios patagónicos utilizaban Rosa Mosqueta para mantener la lozanía de la piel, cicatrizar heridas y tratar diversas enfermedades.
Composición
Cuando se obtiene el aceite puro, generalmente encontramos como activos destacados las siguientes sustancias:
Ácido oleico (10-20% – Ácido graso poliinsaturado)
Ácido cis-linoleico (41-50% – Ácido graso poliinsaturado)
Ácido alfa-linolénico (26-37% – Ácido graso poliinsaturado)
Ácido palmítico (3-5% – Ácido graso saturado)
Ácido esteárico (1-3% – Ácido graso saturado)
Ácido trans-retinoico
Vitamina C
Betacaroteno
Flavonoides
Taninos
El alto contenido de ácidos grasos de la serie Omega 6, esenciales para el organismo humano, otorgan al aceite de Rosa Mosqueta unas propiedades excepcionales.
En su composición, caben destacar el ácido linoleico (41%-50%) y el ácido linolénico (26%-37%) que están estrechamente relacionados con la síntesis del colágeno y resultan muy importantes para los procesos químicos relacionados con la regeneración de los tejidos y el crecimiento celular, indispensables en zonas donde existen altos índices de proliferación de células nuevas, como es el rostro.
Por otra parte, el ácido trans-retinoico o tetrinoína (0,01%-0,10%) con capacidad de reducir la tumorigenicidad de las células, repercute beneficiosamente sobre el fotoenvejecimiento, tratamiento de arrugas, disminución de tamaño y mejora de cicatrices, reducción de las estrías, etc
Su uso viene avalado por la comunidad científica para tratamientos fisio-biológicos, estéticos y para acciones preventivas o correctivas de la piel.
Cabe resaltar del Aceite de Rosa Mosqueta que no se conoce toxicidad, ni tiene efectos secundarios.
Es uno de los pocos remedios naturales prescritos por médicos de prestigio en el campo de la estética, lo que justifica su importancia.
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